Conocí a Cyril hace unos años... Un encuentro de entusiastas...
Cyril ha vuelto a poner en marcha la marisma salada de su abuelo Ernest... con verdadera pasión y el deseo de hacerlo bien y en las reglas del arte... Su sal es sublime y el hombre entrañable con autenticidad y benevolencia... Una verdadera alegría para mí conocerlo Mi idea: Unos copos de flor de sal sobre carne, pescado o verduras... lo cambia todo... ¡entre sabor y crujido! |